"En el amor no valen las palabras, sino los hechos; recuérdalo."
La verdad ya no sé nada. No sé si te vas, si te quedas, si me quieres, si me odias, o si te es indiferente todo lo relacionado a mi. No sé si debería estar enamorada de ti o si debería intentar olvidar, no sé si al verte salir corriendo, ir corriendo a abrazarte, o hacer como si fueras invisible, no sé si decirte todo lo celosa que me pongo cuando te veo cerca de otras o si es mejor callar, no sé si preguntarte si quieres venir a dar una vuelta, o mejor esperar a que un día tengas humor y me llames. Por que tantas dudas y preguntas? Y por que todavía sigo llorando por tí? Y es que tal vez piense que las cosas podrían arreglarse, empezar de nuevo, dejar el pasado, es decir está vez todo enserio. Por que al mirar tus fotos o escuchar tu nombre, y recordar todos esos momentos las lágrimas se van apropiando de mis ojos.

Ya me vés no necesito más que un poco de valor para enterrar todo lo nuestro entre kilometros de alcohol

¿Sabes que es lo que más echo de menos? tu olor, cuando te marchaste no pude lavar las sábanas porque no quería perder eso, a ti, y me jodió durante mucho tiempo, porque me levantaba y creía que estabas allí, y el corazón se me volvía a partir, creo que por eso siempre busco un beso y un día lo volveré a intentar.
Ese cosquilleo al verle, esa sonrisa tonta al hablar con ella, esos sofocones al escuchar su voz, ese nudo en la garganta al escuchar su nombre... son tantas cosas bonitas... pero por otro lado hay una cosa muy jodida ... -¿Qué cosa? - Estar con esa persona y no poder acercarte y besarle, no poder abrazarle, no poder susurrarle al oído... - Sí, eso el algo bastante... frustrante. ¿Y sabes lo peor de todo? - ¿El qué? - Que el amor, en realidad es un juego en el que siempre uno de los dos pierde.
Aprendí que la memoria no borra, esconde. Que el tiempo no cierra, pero ayuda a sanar. Aprendí a no ser vulnerable cuando dejaste de llamar, a escuchar cuando oí tu silencio, a pedir perdón cuando me di cuenta del error. Aprendí a levantar la cabeza cuando sentí odio, a llorar cuando me di cuenta de que no valió la pena y a reír cuando soñé con tu sonrisa. Aprendí a recordar cuando entendí que todo vale la pena. Aprendí que no termina, que cambia de forma. Que se puede amar eternamente. Que hay que rodear y llegar al otro lado para darse cuenta de que siempre es lo mismo. Aprendí que los amores eternos pueden terminar en una noche, que grandes amigos pueden volverse grandes desconocidos. Aprendí que el nunca más, nunca se cumple y que el para siempre, siempre termina. Aprendí que el que quiere puede y lo consigue. Que a veces el que arriesga no pierde nada y que perdiendo también se gana.
Y no creo que la vuelva a ver otra vez,
pero hemos compartido un momento
que durará por siempre.
Se perfectamente que no es lo correcto, que está mal, que no quiero quebrarme, que no quiero dar un brazo a torcer. Sé que claramente no tengo que acordarme, que no tengo que hacerlo, que tengo que seguir como estaba... pero después de todo, lo prohibido es lo que te llama, es lo que te busca, es lo que te hace reflexionar. No estoy haciendo lo que debería, estoy haciendo lo que mis impulsos dicen, no estoy pensando antes de actuar, no estoy haciendo lo que siempre digo que voy a hacer, no digo lo que sé que tanto pensé en decir. No hago lo que sé que es mejor, no hago eso que todos saben que hay que hacer. No hago lo que me dicen que haga, no hago esto, ni aquello, no lo hago. No estoy llendo por el camino que debería, no me sale y no lo hago, no lo intento tampoco. No hago lo que sé hacer, no hago mi deber. No sé bien, pero directamente no lo hago, no hago lo que está bien, pero tampoco lo que está mal, a todo esto me surge la pregunta ¿qué es lo que hago?
Y tu que piensas?
Nada, que no podría estar con alguien como tu.
Por qué?

Por tu forma de ser.
Por mi forma de ser, tu no me conoces bien.
Por eso mismo, porque tengo miedo a que si te conozco mejor no quiera dejar de estar contigo nunca.
Él no lo sabe, pero hizo temblar el mundo en el primer día... y ni siquiera sabe que si cruza con sus dedos mi espalda hace girar las agujas del reloj en sentido contrario. 
No lo sabe.

Yo no quiero que me quiera por que no tiene a ninguna otra; quiero que me quiera porque tiene a millones donde elegir y me elige a mi