Te mata saber que tú no puedes hacer nada de eso.
Él no tiene que ir con miedo, con prudencia, pidiendo permiso a nadie, esperando que la respuesta sea un sí, no un no. No se pasa los días esperando el fatídico momento en que ella diga "Se acabó".
A ti lo que te mata es saber que fue tu elección, que tuviste la oportunidad de ser él, y elegiste no serlo. Que, cuando ella te eligió a ti, tu huíste como un cobarde. Te mata saber que fuiste tú el que la arrojó a sus brazos y por eso ahora te estás muriendo. Era un suicidio, ¿cómo no supiste verlo?