"En el amor no valen las palabras, sino los hechos; recuérdalo."
¿Por qué nos fijamos en lo bueno cuando no lo tenemos y no vemos sus cualidades negativas como un contra hasta que nos afecta directamente?
      Pros y contras. ¿Quién no ha calculado alguna vez en una balanza invisible para decidir? ¿Quién no ha añadido pros absurdos para contrarrestar grandes contras?
     Cuando te planteas una lista de pros y contras te das cuenta de todo lo que de verdad importa.
    - Me hace reír.
- Me gusta su forma de mirar.
- Me encanta cuando me sonríe.
- Me hace ser yo misma.

      Y empiezan a dar igual todos los contras. Esos puntos negativos que a veces te hacen comerte la cabeza, que te hacen preguntarte si estás haciendo lo que debes o si te estás equivocando estrepitosamente. Pero ¿por qué no vemos los contras en los amores idealizados? ¿que está casado? pues bueno; ¿que tiene veinte hijos? pues bueno. Lo que de verdad importa son los que no están idealizados, cuando algo está al alcance nuestro y nos empiezan a echar para atrás contras absurdos... ¿Dónde está nuestra platónica idea del amor? Esa que teníamos antes de que la cobardía quisiera empujarnos hacia atrás... Sigue ahí, solo hay que encontrarla. ¿Tenemos miedo de que se nos caigan del pedestal? No, tenemos miedo de caer nosotros. Los amores platónicos solo sirven para apreciar más a quien tenemos cerca. Cuando aparecen los contras, empieza a buscar los pros. ¿Qué pesa más? Ahí está la respuesta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario